Las artes marciales son asombrosas, formas de autodefensa que se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos de padres a hijos, de maestros a alumnos, de borrachos a Jackie Chan. Dentro del tema que nos atañe existen técnicas superiores al resto, técnicas terroríficas, golpes de la muerte, ataques a puntos vitales, miradas que matan, kamehamehas, yoga flames, animalitys, ultra combos, hadokens, final flashes (este si que mola). Pero nada tan poderoso como el poder de la mente, el ¡KIAI! (gritenlo bien alto). Aquel que esté en posesión de "la verdad" puede usar el ¡KIAI! (gritenlo otra vez), proyectar el espíritu de forma que no necesites tocar a tu oponente para lanzarlo fuera del tatami. Y esto solo es posible tras años de entrenamiento, tras infinitos golpes a rocas, tras aguantar bajo numerosas cascadas, tras matar osos con tus manos, tras atravesar montañas escarpadas sin mas equipaje que tu valentia y arrojo, sin mas guia que el camino que marcan tus erráticos pasos. Un maestro del ¡KIAI! debe poseer sabiduría...
...y por eso mismo debe saber que nunca ha de exponerse a la vergüenza pública. Reciban mi bendición.
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